La
mujer ha sido protagonista de las manifestaciones culturales desde los comienzos
de la humanidad. Este protagonismo se establece en torno a dos variables, la
mujer como sujeto y la mujer como objeto de la obra de arte.
Es
decir, la mujer como inspiradora y como imagen representada, las figuras
femeninas han protagonizado las manifestaciones artísticas del ser humano desde
sus orígenes; y la mujer como sujeto, esto es, como artista. Mujeres pintoras,
escritoras y compositoras las ha habido siempre, a pesar de los obstáculos con
los que toparon en un mundo que las juzgaba por su doble vertiente, como mujer y
como artista.
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